sábado, 2 de mayo de 2015

Necesidad de conservar los bosques

NECESIDAD DE CONSERVAR LOS BOSQUES
A ESCALA PLANETARIA Y LOCAL

Gonzalo Mateo Sanz

Introducción

Se habla mucho de la importancia de los bosques y se aportan muchos argumentos válidos para ello. No pretendemos decir nada que no se haya dicho antes, pero sí recopilar argumentos de modo sintético y comprensible por cualquier tipo de público.
Lo vamos a presentar en un “octólogo” de ocho puntos. Cuatro de ellos primordiales, que muestran el valor a escala planetaria, de aquellos aspectos que son la misma bases y esencia de la biosfera, soporte de toda vida en este planeta, entre la que se encuentra la de nuestra especie. Dos más de importancia grande para la vida y economía material humana, aunque de rango inferior a los anteriores, y otros dos de importancia aparentemente más relativa, al afectar a aspectos inmateriales de la vida que son valiosos, aunque no esenciales como los cuatro primeros.
El planteamiento va a ser el de proponer una primera premisa señalando una necesidad importante para la biosfera o la humanidad, una segunda premisa señalando que los bosques son la principal o una de las principales formas de atender esa necesidad y una conclusión urgiendo a proteger, conservar y expandir esos bosques.

1. Limpieza atmosférica

Premisa 1a: El oxígeno es necesario, finito y se consume en grandes cantidades, pero sólo las plantas lo producen.
Todo el oxígeno que respiramos los organismos vivos aerobios (que lo somos la gran mayoría) lo producen los organismos fotosintéticos: las plantas terrestres (particularmente los árboles), algas, fitoplancton y cianobacterias. No hay más. No sale de debajo de la tierra ni llega del espacio. Lo producen los vegetales y ávidamente lo consumen ellos mismos (que también respiran), todos los animales y sobre todo los humanos, que además de respirar promovemos actividades industriales que consumen más del que respiramos. Además se consume en todas las combustiones, fuegos e incendios naturales o provocados.

Premisa 1b: En tierra firme los bosques son los principales productores de oxígeno, pero cada vez hay menos superficie de bosque y éste de menor calidad.
Los productores acuáticos, algas y fitoplancton sufren algunas mermas, pero mantienen activas la mayor parte de sus poblaciones, sobre todo en las aguas oceánicas, pero en tierra firme la situación es completamente diferente. En las áreas templadas se han perdido la gran mayoría de los bosques primarios (más del 90 %), en concreto en la parte europea son prácticamente inexistentes y los secundarios que se mantienen no afectan a más del 20% del territorio. En las áreas tropicales lluviosas, que se mantuvieron básicamente vírgenes hasta el siglo XIX, ya se han perdido cerca de las tres cuartas partes de su extensión. Los desiertos, sabanas y estepas no llevan bosques de modo natural. Sólo quedan los bosques boreales (taiga) con una representación importante (cerca del 50% del potencial).

Conclusión 1: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y potenciar los bosques.
Las plantas, en particular los árboles y más en concreto sus formaciones densas y maduras (bosques) son el mejor recurso de que disponemos para asegurar la limpieza y oxigenación de la atmósfera, lo que les convierte en un recurso estratégico de primer grado cuya importancia supera infinitamente aquellas otras formas en que habitualmente las explotamos, sobre todo cuando la explotación supone su muerte, corta o tala.
Dicho de otro modo: el pequeño precio que se paga por esos materiales no compensa al altísimo que costaría construir y mantener gigantescas centrales productoras de oxígeno a escala planetaria para mantener la vida en el planeta cuando su disminución pase más allá de un nivel de alarma difícil de precisar.

2. Génesis de suelos

Premisa 2a: Los suelos son necesarios en la biosfera y en la economía humana, pero sólo los bosques lo producen.
Todos los suelos fértiles actuales, donde cultivamos plantas para la agricultura y la jardinería, proceden de formaciones vegetales maduras, que fueron retiradas un día para ser aprovechadas de éste modo. El suelo no es roca pulverizada, no es arena de playa o desierto, no es arcilla o limo (no es un elemento mineral). El suelo tampoco es un elemento vegetal, no se compone de hojarasca y ramaje caído de los árboles; tampoco tiene un origen animal, no se compone de sus residuos o excrementos; naturalmente no tiene un origen atmosférico o estelar (no cae llovido del cielo).
El suelo, tal como lo conocemos en este planeta, se origina en las tierras emergidas, cubriendo una finísima parte de la superficie planetaria (uno a unos pocos centímetros, decímetros o metros de espesor), a partir de los residuos vegetales y animales (principalmente en los bosques) mezclados convenientemente con los elementos minerales del sustrato gracias a las actividades de microorganismos, hongos, raíces de plantas, animales subterráneos o excavadores y auxiliados por los fenómenos atmosféricos, particularmente las lluvias.

Premisa 2b: Los procesos de pérdidas de suelo van en aumento en los últimos años en paralelo a las pérdidas de terrenos forestales y a usos agresivos del territorio.
Los suelos fértiles del planeta han disminuido en paralelo a los bosques desde que la humanidad tiene fuerte impacto en el planeta, lo que ha aumentado exponencialmente en los últimos siglo, generando procesos graves de erosión y desertificación . La eliminación del bosque para favorecer la agricultura y ganadería deja inmensas superficies a la intemperie (radiación solar, lluvias torrenciales, viento). Las prácticas agrícolas asociadas al -tan elogiado- arado romano han supuesto la desestructuración de los suelos y que los agentes atmosféricos los arrastren con más facilidad. La ganadería concentrada en cantidades excesivas, sobre todo en climas secos, ha acelerado los procesos de erosión y pérdidas de calidad en los suelos. Otras actividades, más unidas a la vida moderna (urbanizaciones, carreteras, instalaciones lúdicas o deportivas, etc.), han venido a unirse a las causas de pérdidas en los suelos originarios. Los frecuentes incendios forestales, provocados o naturales, contribuyen año a año a agravar la situación.

Conclusión 2: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y potenciar los bosques.
Las plantas, en particular los árboles y más en concreto sus formaciones densas y maduras (bosques) son el mejor y más barato recurso de que disponemos para recuperar las grandes extensiones de suelo perdidas, lo que les convierte en un recurso estratégico de primer grado para la economía y la supervivencia.
Dicho de otro modo: es imprescindible abordar una reforestación a gran escala, que permita disponer de suelos fértiles en el futuro, antes que la pérdida de calidad de los suelos, en los que practicamos actividades económicas tan básicas para nuestra vida y alimentación, pase más allá de un nivel de alarma difícil de precisar.

3. Captación de agua

Premisa 3a: La cubierta forestal es un agente de peso a la hora de atraer y retener precipitaciones atmosféricas.
El que el agua que circula por la atmósfera en estado gaseoso se aglutine formando gotas que puedan caer en forma de lluvias o nieves, o se condense cuando viene en forma de nieblas, depende de muchos factores (vientos, orografía, distancia al mar, etc.). Pero es bien conocido por la sabiduría popular y las investigaciones científicas que la presencia o ausencia de bosques maduros sobre amplios espacios naturales influye de modo importante en la cantidad de agua que accede a un terreno y más aún en la que se conserva en él durante los períodos secos posteriores. Esto se aplica de modo particular en zonas de montaña, donde el bosque llamado cabecero (en la cabeza de las cuencas) retiene las aguas y suelos en superficies con mucha pendiente propensas a aludes y avalanchas.

Premisa 3b: Las graves pérdidas en la cubierta forestal están incidiendo en una menos captación y retención de aguas, indirectamente en un agravamiento de fenómenos catastróficos como las inundaciones.
Los datos ofrecidos por los observatorios y la percepción por observación directa son unánimes en el sentido de que las precipitaciones recibidas y la capacidad para retenerlas se encuentran en fase de regresión. Los paisajes van pasando de húmedos a subhúmedos, de subhúmedos a secos, de secos a semiáridos, etc. Ello sobre todo en medios costeros y zonas más habitadas, donde el impacto humano y la desforestación son mayores. Un aspecto inseparable es que las pérdidas en bosques y suelos conllevan el que cuando las precipitaciones son torrenciales se generen graves inundaciones que generan grandes pérdidas y extorsiones sociales.

Conclusión 3: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y potenciar los bosques, sobre todo cabeceros.
El potenciar los bosques en general y particularmente en áreas de montaña es el principal medio de que disponemos para aumentar las captaciones de agua dulce y evitar que éstas puedan pasar de beneficiosas a dañinas.

4. Refugio de la biodiversidad

Premisa 4a: Vivimos en un planeta donde se ha generado la vida y se ha diversificado infinitamente, lo que es una gran originalidad en nuestro contexto planetario.
La principal parte de la biodiversidad animal y vegetal de las tierras emergidas del planeta se concentra en las formaciones boscosas, donde los seres vivos disponen de mejores refugios, más alimentos, más oportunidades, clima más atemperado, etc. Aún estamos muy lejos de haber conseguido catalogar esa gran biodiversidad, que podría estar cercana al millón de plantas, millón de animales no insectos y varios millones de éstos. Pocas veces reparamos en esta maravilla, sabiendo que estamos rodeados de planetas y satélites de gran tamaño, pero donde no nos consta que exista ni un solo organismo vivo, y menos pluricelulares.

Premisa 4b: La desforestación está incidiendo en graves mermas de biodiversidad, que afecta a miles de especies raras, sensibles o amenazadas.
La continua desforestación está llevando año a año y década a década a la extinción de muchas de estas especies, algunas antes de haber sido ni tan siquiera nominadas, catalogadas o estudiadas. En otros casos la desaparición es local (en Europa, en Marruecos, en Madagascar…), lo que es menos grave pero cuanto menos alarmante, pues representa la pérdida de lo más valioso y singular de la Tierra.

Conclusión 4: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y potenciar los bosques y su rica biodiversidad.
Si se consigue frenar el ritmo de desforestación y posteriormente iniciar un ciclo de reforestación, aún estaríamos en condiciones de preservar una parte importante de la biodiversidad de este planeta verde y azul, donde la gran abundancia de agua, las temperaturas suaves y una larguísima historia de adaptaciones a condiciones cambiantes, han florecido en una riquísima flora y fauna tan valiosa como frágil, tan original en nuestro Sistema Solar como irreemplazable si faltara.

5. Oferta de recursos alimenticios y materias primas

Premisa 5a: La humanidad necesita grandes cantidades de alimentos y materias primas que los bosques producen de modo natural sin necesidad de inversiones previas ni trabajos complementarios.
Los bosques son medios donde se produce gran cantidad de biomasa útil para nuestra economía, destacando las maderas y leñas o los alimentos para nuestra especie o nuestros ganados. Desde hace miles de años los humanos se han liberado de la necesidad de la caza y la recolección de alimentos silvestres a través de la agricultura y la ganadería, pero es un hecho que los bosques siguen produciendo recursos alimenticios que no hemos dejado de buscar (caza, frutos, hongos, brotes, raíces, etc.) y que parte de la cabaña ganadera se alimenta en su interior, resultando una actividad muy rentable, ya que no supone las inversiones previas de las anteriores actividades. Además, para los que la actividad de cazador-recolector les parezca cosa primitiva, debemos decir que se siguen recolectando naranjas, alcachofas o almendras en la actividad agrícola, se siguen recolectando hongos o leñas en los bosques y se siguen cazando conejos, perdices o ciervos en el siglo XXI.

Premisa 5b: Las graves pérdidas de masa forestal han disminuido drásticamente nuestra capacidad de auto-suministrarnos de alimentos y materias primas en los bosques.
La fuerte desforestación, unida a la vida humana actual, mayoritariamente concentrada en grandes urbes, nos aleja de aquellos espacios -cada vez más lejanos y escasos- donde se siguen produciendo estos alimentos tradicionales gratuitos, sanos y nutritivos, con lo que el empleo de estos recursos ha caído en desuso. Por ejemplo en estos tiempos no se consume ni el 1% de las bellotas que consumieron nuestros antepasados, no ya paleolíticos, sino también neolíticos e incluso medievales. En cuanto a las maderas, se puede decir que las especies madereras tropicales de mayor calidad se encuentran prácticamente extintas tras siglos de extracción salvaje sin cortapisas.

Conclusión 5: Conveniencia de comenzar actuaciones urgentes para preservar y potenciar los bosques.
El potenciar los bosques, de modo que aumenten su extensión y proximidad, podrá permitir a mucha gente acceder a estos recursos sanos y gratuitos, ahorrando con ello la producción de parte de los alimentos que se producen en campos de cultivo, evitando trabajos innecesarios, roturación de terrenos y el eventual vertido de productos tóxicos que ahora se asocia a ello. El que los bosques nativos se extiendan permitirá que los árboles productores de las maderas nobles más valiosas vuelvan a crecer y extenderse.

6. Oferta de recursos para la salud

Premisa 6a: La humanidad necesita disponer de todos los recursos de que se dispone en el planeta útiles para la prevención y curación de dolencias y enfermedades.
Uno de los recursos preventivos y curativos ante la enfermedad han sido las plantas desde el origen de los tiempos. En tiempos modernos se pasó de su mera recolección a su cultivo y más recientemente se ha desarrollado una industria farmacéutica que pretende ofrecer recursos curativos más activos y concentrados que las simples plantas. Algunos se siguen extrayendo de plantas, en parte cultivadas y en parte recolectadas en sus ambientes naturales. Otros se producen de modo sintético, aunque éstos cuestionados en sus efectos secundarios por ser productos extraños al organismo, que no los reconoce como algo natural a lo que esté adaptado por milenios.

Premisa 6b: Las graves pérdidas de masa forestal han disminuido drásticamente nuestra capacidad de auto-suministrarnos de productos medicinales, sobre todo en los países tropicales.
La destrucción de los hábitats, sobre todo forestales, ha llevado consigo una gran retracción o la total desaparición de muchas de estas especies útiles. Algunas antes de conocer sus efectos beneficiosos, que pueden ser tan singulares e irrepetibles. En áreas tropicales se descubren a menudo especies con propiedades de gran valor y es previsible que queden muchas más por conocer.

Conclusión 6: Conveniencia de comenzar actuaciones urgentes para preservar y potenciar los bosques.
Es necesario para la salud de las presentes y futuras generaciones poner freno a la desforestación y estudiar con detenimiento las especies vivas y las posibilidades de obtención de ellas de productos que mejoren nuestra salud por todas las vías posibles: plantas medicinales, sustitutos sanos del azúcar (estevia, abedul), cosméticos no agresivos, etc.

7. Atemperamiento microclimático

Premisa 7a: El microclima forestal supone unas variaciones de temperaturas menores que en su exterior, también una protección frente a la adversidad de la intemperie.
Pese a que el planeta ofrece unas condiciones climáticas más benignas que otros que están más cerca o más lejos del sol, los climas son muy variables y las estaciones cambiantes pueden suponer condiciones adversas para animales, plantas o humanos; lo cual puede quedar muy paliado cuando se ingresa en un ambiente forestal, donde ni los vientos, ni la fuerte insolación, ni los temporales son tan incómodos; donde las temperaturas son más frescas en verano y más cálidas en invierno.

Premisa 7b: Las pérdidas en las masas forestales, que dejan un territorio árido e inhóspito, han incidido en el declive de pueblos y sociedades a lo largo de la Historia.
Al ser cada vez más escasos los bosques es más difícil a las especies sobrevivir en ambientes excesivamente expuestos, donde amenaza la sequía y desertización. Muchas poblaciones humanas se ven hoy día condenadas a asumir condiciones climáticas mucho peores que las del pasado porque fuera de sus propias viviendas, al recorrer los espacios exteriores, las condiciones climáticas se extreman sin el abrigo forestal. Así, la vida en amplias zonas del planeta ha dejado de ser posible o se ha hecho muy inadecuada para la especie humana y muchas otras no adaptadas a condiciones extremas, ante el retroceso de las tierras pobladas de arbolado (Sahel, Australia, Madagascar).

Conclusión 7: Conveniencia de comenzar actuaciones urgentes para preservar y potenciar los bosques.
Al igual que ante los retos anteriores, es muy importante desde este punto de vista el poder disponer cuanto antes de unas mucho más amplias extensiones forestales en el entorno de las áreas pobladas.

8. Área de esparcimiento y relax

Premisa 8a: Los humanos nos sentimos cómodos en el bosque, como si volviéramos a nuestras raíces, recordándonos nuestro papel como parte de un todo mayor.
Los humanos no somos máquinas o robots, necesitamos la cercanía a los árboles y a los bosques, como se demuestra en los que subsisten en las proximidades de las grandes ciudades los fines de semana. Cercanía que va más allá de poder respirar mejor o descansar al fresco de su sombra y entra en un terreno atávico, que nos retrotrae a nuestros más lejanos ancestros e incluso a nuestros orígenes prehomínidos. También se percibe allí la sensación de pertenencia a algo mayor (la biosfera), al modo como nuestras células pertenecen a un todo mayor (organismo) y quizás algo aún mayor, a escala cósmica.

Premisa 8b: Las pérdidas en las masas forestales, que dejan un territorio árido e inhóspito, nos dejan una sensación de orfandad o de vacío, de pérdida de raíces y de desconexión con la Naturaleza y el Cosmos.
Los páramos y desiertos no suscitan tan claramente en los humanos los sentimientos indicados. Aparte de las condiciones microclimáticas adversas, en las zonas desforestadas se percibe que falta algo para poder alcanzar nuestra plenitud como personas. Pese a todos los adelantos de la modernidad y de la actual tecnología, la mayoría de la población siente esta necesidad de acudir al bosque, lo que cada vez va resultando más complicado ante el retroceso de estos medios.

Conclusión 8: Conveniencia de comenzar actuaciones urgentes para preservar y potenciar los bosques.
Al igual que ante los retos anteriores, es muy importante desde este punto de vista el poder disponer cuanto antes de unas mucho más amplias extensiones forestales, sobre todo en el entorno de las áreas pobladas, para promover un nivel de bienestar en los aspectos inmateriales mencionados, difícilmente valorables o cuantificables.

Valencia 30 de abril de 2015