NECESIDAD
DE CONSERVAR LOS BOSQUES
A ESCALA
PLANETARIA Y LOCAL
Gonzalo Mateo Sanz
Introducción
Se habla mucho de la importancia de los bosques y
se aportan muchos argumentos válidos para ello. No pretendemos decir nada que
no se haya dicho antes, pero sí recopilar argumentos de modo sintético y
comprensible por cualquier tipo de público.
Lo vamos a presentar en un “octólogo” de ocho
puntos. Cuatro de ellos primordiales, que muestran el valor a escala
planetaria, de aquellos aspectos que son la misma bases y esencia de la
biosfera, soporte de toda vida en este planeta, entre la que se encuentra la de
nuestra especie. Dos más de importancia grande para la vida y economía material
humana, aunque de rango inferior a los anteriores, y otros dos de importancia
aparentemente más relativa, al afectar a aspectos inmateriales de la vida que
son valiosos, aunque no esenciales como los cuatro primeros.
El planteamiento va a ser el de proponer una primera premisa señalando una necesidad
importante para la biosfera o la humanidad, una segunda premisa señalando que los bosques son la principal o una de
las principales formas de atender esa necesidad y una conclusión urgiendo a proteger, conservar y expandir esos bosques.
1. Limpieza
atmosférica
Premisa 1a: El oxígeno es necesario, finito y se consume en grandes cantidades, pero
sólo las plantas lo producen.
Todo el oxígeno que respiramos los organismos vivos
aerobios (que lo somos la gran mayoría) lo producen los organismos
fotosintéticos: las plantas terrestres (particularmente los árboles), algas,
fitoplancton y cianobacterias. No hay más. No sale de debajo de la tierra ni
llega del espacio. Lo producen los vegetales y ávidamente lo consumen ellos
mismos (que también respiran), todos los animales y sobre todo los humanos, que
además de respirar promovemos actividades industriales que consumen más del que
respiramos. Además se consume en todas las combustiones, fuegos e incendios naturales
o provocados.
Premisa 1b: En tierra firme los bosques son
los principales productores de oxígeno, pero cada vez hay menos superficie de
bosque y éste de menor calidad.
Los productores acuáticos, algas y fitoplancton
sufren algunas mermas, pero mantienen activas la mayor parte de sus
poblaciones, sobre todo en las aguas oceánicas, pero en tierra firme la
situación es completamente diferente. En las áreas templadas se han perdido la
gran mayoría de los bosques primarios (más del 90 %), en concreto en la parte
europea son prácticamente inexistentes y los secundarios que se mantienen no
afectan a más del 20% del territorio. En las áreas tropicales lluviosas, que se
mantuvieron básicamente vírgenes hasta el siglo XIX, ya se han perdido cerca de
las tres cuartas partes de su extensión. Los desiertos, sabanas y estepas no
llevan bosques de modo natural. Sólo quedan los bosques boreales (taiga) con
una representación importante (cerca del 50% del potencial).
Conclusión 1: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y
potenciar los bosques.
Las plantas, en particular los árboles y más en
concreto sus formaciones densas y maduras (bosques) son el mejor recurso de que
disponemos para asegurar la limpieza y oxigenación de la atmósfera, lo que les
convierte en un recurso estratégico de primer grado cuya importancia supera
infinitamente aquellas otras formas en que habitualmente las explotamos, sobre
todo cuando la explotación supone su muerte, corta o tala.
Dicho de otro modo: el pequeño precio que se paga
por esos materiales no compensa al altísimo que costaría construir y mantener
gigantescas centrales productoras de oxígeno a escala planetaria para mantener
la vida en el planeta cuando su disminución pase más allá de un nivel de alarma
difícil de precisar.
2. Génesis
de suelos
Premisa 2a: Los suelos son necesarios en la biosfera y en la economía humana, pero
sólo los bosques lo producen.
Todos los suelos fértiles actuales, donde
cultivamos plantas para la agricultura y la jardinería, proceden de formaciones
vegetales maduras, que fueron retiradas un día para ser aprovechadas de éste
modo. El suelo no es roca pulverizada, no es arena de playa o desierto, no es
arcilla o limo (no es un elemento mineral). El suelo tampoco es un elemento
vegetal, no se compone de hojarasca y ramaje caído de los árboles; tampoco
tiene un origen animal, no se compone de sus residuos o excrementos;
naturalmente no tiene un origen atmosférico o estelar (no cae llovido del
cielo).
El suelo, tal como lo conocemos en este planeta, se
origina en las tierras emergidas, cubriendo una finísima parte de la superficie
planetaria (uno a unos pocos centímetros, decímetros o metros de espesor), a
partir de los residuos vegetales y animales (principalmente en los bosques)
mezclados convenientemente con los elementos minerales del sustrato gracias a
las actividades de microorganismos, hongos, raíces de plantas, animales
subterráneos o excavadores y auxiliados por los fenómenos atmosféricos,
particularmente las lluvias.
Premisa 2b: Los procesos de pérdidas de
suelo van en aumento en los últimos años en paralelo a las pérdidas de terrenos
forestales y a usos agresivos del territorio.
Los suelos fértiles del planeta han disminuido en
paralelo a los bosques desde que la humanidad tiene fuerte impacto en el
planeta, lo que ha aumentado exponencialmente en los últimos siglo, generando
procesos graves de erosión y desertificación . La eliminación del bosque para
favorecer la agricultura y ganadería deja inmensas superficies a la intemperie
(radiación solar, lluvias torrenciales, viento). Las prácticas agrícolas
asociadas al -tan elogiado- arado romano han supuesto la desestructuración de los
suelos y que los agentes atmosféricos los arrastren con más facilidad. La
ganadería concentrada en cantidades excesivas, sobre todo en climas secos, ha
acelerado los procesos de erosión y pérdidas de calidad en los suelos. Otras
actividades, más unidas a la vida moderna (urbanizaciones, carreteras,
instalaciones lúdicas o deportivas, etc.), han venido a unirse a las causas de
pérdidas en los suelos originarios. Los frecuentes incendios forestales,
provocados o naturales, contribuyen año a año a agravar la situación.
Conclusión 2: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y
potenciar los bosques.
Las plantas, en particular los árboles y más en
concreto sus formaciones densas y maduras (bosques) son el mejor y más barato recurso
de que disponemos para recuperar las grandes extensiones de suelo perdidas, lo
que les convierte en un recurso estratégico de primer grado para la economía y
la supervivencia.
Dicho de otro modo: es imprescindible abordar una
reforestación a gran escala, que permita disponer de suelos fértiles en el
futuro, antes que la pérdida de calidad de los suelos, en los que practicamos
actividades económicas tan básicas para nuestra vida y alimentación, pase más
allá de un nivel de alarma difícil de precisar.
3. Captación
de agua
Premisa 3a: La cubierta forestal es un agente de peso a la hora de atraer y retener
precipitaciones atmosféricas.
El que el agua que circula por la atmósfera en
estado gaseoso se aglutine formando gotas que puedan caer en forma de lluvias o
nieves, o se condense cuando viene en forma de nieblas, depende de muchos
factores (vientos, orografía, distancia al mar, etc.). Pero es bien conocido
por la sabiduría popular y las investigaciones científicas que la presencia o
ausencia de bosques maduros sobre amplios espacios naturales influye de modo
importante en la cantidad de agua que accede a un terreno y más aún en la que
se conserva en él durante los períodos secos posteriores. Esto se aplica de
modo particular en zonas de montaña, donde el bosque llamado cabecero (en la
cabeza de las cuencas) retiene las aguas y suelos en superficies con mucha
pendiente propensas a aludes y avalanchas.
Premisa 3b: Las graves pérdidas en la cubierta forestal están incidiendo en una
menos captación y retención de aguas, indirectamente en un agravamiento de
fenómenos catastróficos como las inundaciones.
Los datos ofrecidos por los observatorios y la
percepción por observación directa son unánimes en el sentido de que las
precipitaciones recibidas y la capacidad para retenerlas se encuentran en fase
de regresión. Los paisajes van pasando de húmedos a subhúmedos, de subhúmedos a
secos, de secos a semiáridos, etc. Ello sobre todo en medios costeros y zonas
más habitadas, donde el impacto humano y la desforestación son mayores. Un
aspecto inseparable es que las pérdidas en bosques y suelos conllevan el que
cuando las precipitaciones son torrenciales se generen graves inundaciones que
generan grandes pérdidas y extorsiones sociales.
Conclusión 3: Necesidad de comenzar actuaciones urgentes y drásticas para preservar y
potenciar los bosques, sobre todo cabeceros.
El potenciar los bosques en general y
particularmente en áreas de montaña es el principal medio de que disponemos
para aumentar las captaciones de agua dulce y evitar que éstas puedan pasar de
beneficiosas a dañinas.
4. Refugio
de la biodiversidad
Premisa 4a:
Vivimos en un planeta donde se ha
generado la vida y se ha diversificado infinitamente, lo que es una gran
originalidad en nuestro contexto planetario.
La principal parte de la biodiversidad animal y
vegetal de las tierras emergidas del planeta se concentra en las formaciones
boscosas, donde los seres vivos disponen de mejores refugios, más alimentos,
más oportunidades, clima más atemperado, etc. Aún estamos muy lejos de haber
conseguido catalogar esa gran biodiversidad, que podría estar cercana al millón
de plantas, millón de animales no insectos y varios millones de éstos. Pocas
veces reparamos en esta maravilla, sabiendo que estamos rodeados de planetas y
satélites de gran tamaño, pero donde no nos consta que exista ni un solo
organismo vivo, y menos pluricelulares.
Premisa 4b:
La desforestación está incidiendo en graves mermas de biodiversidad, que afecta a miles de especies raras,
sensibles o amenazadas.
La continua desforestación está llevando año a año
y década a década a la extinción de muchas de estas especies, algunas antes de
haber sido ni tan siquiera nominadas, catalogadas o estudiadas. En otros casos
la desaparición es local (en Europa, en Marruecos, en Madagascar…), lo que es
menos grave pero cuanto menos alarmante, pues representa la pérdida de lo más
valioso y singular de la Tierra.
Conclusión 4:
Necesidad de comenzar actuaciones
urgentes y drásticas para preservar y potenciar los bosques y su rica
biodiversidad.
Si se consigue frenar el ritmo de desforestación y
posteriormente iniciar un ciclo de reforestación, aún estaríamos en condiciones
de preservar una parte importante de la biodiversidad de este planeta verde y
azul, donde la gran abundancia de agua, las temperaturas suaves y una
larguísima historia de adaptaciones a condiciones cambiantes, han florecido en una
riquísima flora y fauna tan valiosa como frágil, tan original en nuestro
Sistema Solar como irreemplazable si faltara.
5. Oferta
de recursos alimenticios y materias primas
Premisa 5a:
La humanidad necesita grandes cantidades
de alimentos y materias primas que los bosques
producen de modo natural sin necesidad de inversiones previas ni trabajos
complementarios.
Los bosques son medios donde se produce gran
cantidad de biomasa útil para nuestra economía, destacando las maderas y leñas
o los alimentos para nuestra especie o nuestros ganados. Desde hace miles de
años los humanos se han liberado de la necesidad de la caza y la recolección de
alimentos silvestres a través de la agricultura y la ganadería, pero es un
hecho que los bosques siguen produciendo recursos alimenticios que no hemos
dejado de buscar (caza, frutos, hongos, brotes, raíces, etc.) y que parte de la
cabaña ganadera se alimenta en su interior, resultando una actividad muy
rentable, ya que no supone las inversiones previas de las anteriores
actividades. Además, para los que la actividad de cazador-recolector les parezca
cosa primitiva, debemos decir que se siguen recolectando naranjas, alcachofas o
almendras en la actividad agrícola, se siguen recolectando hongos o leñas en
los bosques y se siguen cazando conejos, perdices o ciervos en el siglo XXI.
Premisa 5b:
Las graves pérdidas de masa forestal han
disminuido drásticamente nuestra capacidad de auto-suministrarnos de alimentos
y materias primas en los bosques.
La fuerte desforestación, unida a la vida humana
actual, mayoritariamente concentrada en grandes urbes, nos aleja de aquellos
espacios -cada vez más lejanos y escasos- donde se siguen produciendo estos
alimentos tradicionales gratuitos, sanos y nutritivos, con lo que el empleo de
estos recursos ha caído en desuso. Por ejemplo en estos tiempos no se consume
ni el 1% de las bellotas que consumieron nuestros antepasados, no ya
paleolíticos, sino también neolíticos e incluso medievales. En cuanto a las
maderas, se puede decir que las especies madereras tropicales de mayor calidad
se encuentran prácticamente extintas tras siglos de extracción salvaje sin
cortapisas.
Conclusión 5:
Conveniencia de comenzar actuaciones
urgentes para preservar y potenciar los bosques.
El potenciar los bosques, de modo que aumenten su
extensión y proximidad, podrá permitir a mucha gente acceder a estos recursos
sanos y gratuitos, ahorrando con ello la producción de parte de los alimentos
que se producen en campos de cultivo, evitando trabajos innecesarios,
roturación de terrenos y el eventual vertido de productos tóxicos que ahora se
asocia a ello. El que los bosques nativos se extiendan permitirá que los
árboles productores de las maderas nobles más valiosas vuelvan a crecer y
extenderse.
6. Oferta
de recursos para la salud
Premisa 6a:
La humanidad necesita disponer de todos
los recursos de que se dispone en el planeta útiles para la prevención y
curación de dolencias y enfermedades.
Uno de los recursos preventivos y curativos ante la
enfermedad han sido las plantas desde el origen de los tiempos. En tiempos
modernos se pasó de su mera recolección a su cultivo y más recientemente se ha
desarrollado una industria farmacéutica que pretende ofrecer recursos curativos
más activos y concentrados que las simples plantas. Algunos se siguen
extrayendo de plantas, en parte cultivadas y en parte recolectadas en sus
ambientes naturales. Otros se producen de modo sintético, aunque éstos
cuestionados en sus efectos secundarios por ser productos extraños al
organismo, que no los reconoce como algo natural a lo que esté adaptado por
milenios.
Premisa 6b:
Las graves pérdidas de masa forestal han
disminuido drásticamente nuestra capacidad de auto-suministrarnos de productos
medicinales, sobre todo en los países tropicales.
La destrucción de los hábitats, sobre todo
forestales, ha llevado consigo una gran retracción o la total desaparición de
muchas de estas especies útiles. Algunas antes de conocer sus efectos
beneficiosos, que pueden ser tan singulares e irrepetibles. En áreas tropicales
se descubren a menudo especies con propiedades de gran valor y es previsible
que queden muchas más por conocer.
Conclusión 6:
Conveniencia de comenzar actuaciones
urgentes para preservar y potenciar los bosques.
Es necesario para la salud de las presentes y
futuras generaciones poner freno a la desforestación y estudiar con
detenimiento las especies vivas y las posibilidades de obtención de ellas de
productos que mejoren nuestra salud por todas las vías posibles: plantas
medicinales, sustitutos sanos del azúcar (estevia, abedul), cosméticos no
agresivos, etc.
7.
Atemperamiento microclimático
Premisa 7a:
El microclima forestal supone unas variaciones
de temperaturas menores que en su exterior, también una protección frente a la
adversidad de la intemperie.
Pese a que el planeta ofrece unas condiciones
climáticas más benignas que otros que están más cerca o más lejos del sol, los
climas son muy variables y las estaciones cambiantes pueden suponer condiciones
adversas para animales, plantas o humanos; lo cual puede quedar muy paliado
cuando se ingresa en un ambiente forestal, donde ni los vientos, ni la fuerte
insolación, ni los temporales son tan incómodos; donde las temperaturas son más
frescas en verano y más cálidas en invierno.
Premisa 7b:
Las pérdidas en las masas forestales,
que dejan un territorio árido e inhóspito, han incidido en el declive de
pueblos y sociedades a lo largo de la Historia.
Al ser cada vez más escasos los bosques es más
difícil a las especies sobrevivir en ambientes excesivamente expuestos, donde
amenaza la sequía y desertización. Muchas poblaciones humanas se ven hoy día
condenadas a asumir condiciones climáticas mucho peores que las del pasado
porque fuera de sus propias viviendas, al recorrer los espacios exteriores, las
condiciones climáticas se extreman sin el abrigo forestal. Así, la vida en
amplias zonas del planeta ha dejado de ser posible o se ha hecho muy inadecuada
para la especie humana y muchas otras no adaptadas a condiciones extremas, ante
el retroceso de las tierras pobladas de arbolado (Sahel, Australia, Madagascar).
Conclusión 7:
Conveniencia de comenzar actuaciones
urgentes para preservar y potenciar los bosques.
Al igual que ante los retos anteriores, es muy
importante desde este punto de vista el poder disponer cuanto antes de unas
mucho más amplias extensiones forestales en el entorno de las áreas pobladas.
8. Área de
esparcimiento y relax
Premisa 8a:
Los humanos nos sentimos cómodos en el
bosque, como si volviéramos a nuestras raíces, recordándonos nuestro papel como
parte de un todo mayor.
Los humanos no somos máquinas o robots, necesitamos
la cercanía a los árboles y a los bosques, como se demuestra en los que
subsisten en las proximidades de las grandes ciudades los fines de semana.
Cercanía que va más allá de poder respirar mejor o descansar al fresco de su
sombra y entra en un terreno atávico, que nos retrotrae a nuestros más lejanos
ancestros e incluso a nuestros orígenes prehomínidos. También se percibe allí la
sensación de pertenencia a algo mayor (la biosfera), al modo como nuestras
células pertenecen a un todo mayor (organismo) y quizás algo aún mayor, a
escala cósmica.
Premisa 8b:
Las pérdidas en las masas forestales,
que dejan un territorio árido e inhóspito, nos dejan una sensación de orfandad
o de vacío, de pérdida de raíces y de desconexión con la Naturaleza y el Cosmos.
Los páramos y desiertos no suscitan tan claramente
en los humanos los sentimientos indicados. Aparte de las condiciones
microclimáticas adversas, en las zonas desforestadas se percibe que falta algo
para poder alcanzar nuestra plenitud como personas. Pese a todos los adelantos
de la modernidad y de la actual tecnología, la mayoría de la población siente
esta necesidad de acudir al bosque, lo que cada vez va resultando más
complicado ante el retroceso de estos medios.
Conclusión 8:
Conveniencia de comenzar actuaciones
urgentes para preservar y potenciar los bosques.
Al igual que ante los retos anteriores, es muy
importante desde este punto de vista el poder disponer cuanto antes de unas
mucho más amplias extensiones forestales, sobre todo en el entorno de las áreas
pobladas, para promover un nivel de bienestar en los aspectos inmateriales
mencionados, difícilmente valorables o cuantificables.
Valencia 30 de abril de 2015
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